martes, 31 de mayo de 2011

El compromiso deportivo.


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    En el deporte como en cualquier otro ámbito, el grado de compromiso debe prevalecer para afianzar la unión entre las distintas personas que conforman un equipo.
    El compromiso comienza siendo individual (pues qué es un equipo sino un conjunto de individuos), para después fundirse en el global. Por eso es importante, en el caso de un entrenador, por ejemplo, tener las dos perspectivas a la hora de tratar situaciones, pues en algunas imperan al conjunto y otras, empero, al individuo.
    El sentimiento de compromiso es un valor que emerge ante los acontecimientos que se van presentando, pues en última instancia, es la rama a la que agarrarse ante la corriente de los hechos. Para ello, la coherencia debe impregnar la atmósfera en la que se trabaje, pues será un valor seguro ante el escepticismo que puedan tener algunas partes del equipo. Sin coherencia no hay unidad, no hay dirección en la que remar pues todo está basado en rarezas, oportunismos, estrechos puntos de vista y, en suma: falta de lucidez.
    La motivación es vital para avivar la llama del compromiso, pues este tiende a remitir en momentos de derrotas y frustraciones. Se tiene que dar gran valor al esfuerzo personal e informar que derivará al colectivo, donde acopiando todos los esfuerzos, estos terminarán por germinar.
    ¿Por qué puede haber pérdida de compromiso?

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     Cada ser humano dispone de su propia naturaleza. Cuando se llega a un punto de no encontrar sentido a lo que hacemos, cuestionamos nuestro compromiso que nos aferra a él, pues lo que comienza con un apego desmesurado puede derivar en una aversión considerable. La actitud de las personas que componen un equipo debe ser en miras a una finalidad común, pues las aspiraciones egocentristas solo entorpecen el equilibrio global.
    Las aspiraciones no son las mismas para todo el mundo, pues dependen de la madurez personal y etapa vivencial actual. Un manager o entrenador debe detectar cuales son las inquietudes de sus componentes, para así, sintonizar con cada uno de ellos y hacer crecer al equipo. Todo debe girar a una finalidad que no se vea entorpecida por impositivismos, decisiones dictatoriales y afanes de protagonismo, y en cambio, se debe manifestar una ética genuina, una visión cabal y unas decisiones basadas en la reflexión consciente y ecuánime.

 Mou    La sensación de unidad se irá creando a medida que el compromiso es más profundo, y por ende, la fuerza será más direccional, ya que la energía sólo es poderosa cuando está canalizada. No olvidemos que un compromiso genuino parte de las emociones y no de las racionalizaciones, y que el sentimiento puede ser muy poderoso a cualquier nivel deportivo. Una persona que haya perdido la confianza en lo que hace no sentirá el empuje necesario para crear un camino a cada paso, sino que tratará de crear el suyo propio interno, acopiando sus energías y alejándolas del resto.
    La ambición debe ser también canalizada sabiendo fluir con el curso de los acontecimientos, sin querer adelantar las cosas antes de tiempo ni forzar las situaciones a nuestra conveniencia.
    La complicidad es el ancla que sostiene un barco al que todos deben remar al mismo compás. La firme determinación de creer en lo que se está haciendo será un aval para componer un sentimiento en lo que se ha hecho, se hace, y nos proponemos hacer.

          NOTA:    
          Este artículo me lo publicaron el 29 de mayo de 2011 en http://www.modernsoccer.net/

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